Estamos viviendo la peor época, desde que España, existe.

Tenemos una supuesta democracia, dentro de una supuesta monarquía, cuando en realidad estamos en la Tercera República bolchevique

No soy más listo que nadie, ni por supuesto ni yo me lo creo, pero una cosa si he tenido siempre clara y es que desde la muerte de mi Caudillo, ya sabía, que el gravísimo error que él cometió al nombrar su sucesor al individuo más deplorable, perjuro y traidor, de todos los componentes de la Dinastía borbónica.

Todos sabemos que su excelencia D. Francisco Franco, era monárquico, pero él no supo o no quiso, dar crédito al siniestro reinado, de un tal Alfonso XIII

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Desde entonces España, camina hacia su destrucción, a pasos agigantados, en manos te todos, los herejes y apátridas que padecemos.

Todos ellos amparados en un  folletín, mal llamado “La Carta Magna”, cuando es un mero testamento adelantado, de la muerte de España.

Es tan lamentable la situación de la Patria, que los supuestos patriotas democráticos, insisten un, otra y mil veces que se aplique la “PROSTITUCIÓN DEL 78”, como si fuera la panacea, la salvadora, cuando es la ejecutora de la religión católica y de la España unida y vertebrada, para que sus trozos sean propiedad de esas “Nacionalidades”, que el folletín impuso con absoluta villanía

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Se dice, se comenta, se reitera, por unos y otros, la aplicación del folletín, cuando sigue existiendo, porque se aplican todas sus cláusulas, menos las dos que defienden la integridad de la Patria.

Dicen que este temerosos y traidor monarca, que es solo parlamentario y es verdad, pero él tiene potestad, para no admitir Partidos Políticos, que son criminales y formarán parte del Gobierno del ROJO, TALIBÁN Y PROFANADOR, del miserable Sánchez, que no solo se echa para atrás en sus decisiones, sino que da pasos hacia adelante, abrazado a separatistas, nacionalistas, criminales y antiespañoles.

Decía sobre él Jaime Peñafiel, el 14-03-2022:

“Siempre he dicho, porque así lo creo, que Felipe es un hombre bueno, sin esfuerzo, pero también un hombre sin voluntad y sin carácter. Ignoro si la culpa de su manera de ser la tiene su madre que lo malcrió.

Cuando José Antonio Alcina, ayudante de Campo de Su Majestad, recibe la orden del rey Juan Carlos de ocuparse de la educación y formación de Felipe, el príncipe solo tiene dieciséis años y era entonces un niño malcriado por mamá, flojo en sus estudios, con faltas de asistencia y puntualidad en sus obligaciones escolares, déspota y con un grave problema añadido: el sueño.

“Estaba pasando una mala racha, un mal momento, quizá como consecuencia de su crecimiento, de su pubertad, lo que provocaba cierta vagancia, somnolencia y falta de interés en general. Se quedaba dormido hasta de pie. La primera labor del día era despertarle de su habitualmente pesado sueño con toda clase de artimañas”.

Así lo recuerda, con mucha generosidad, Alcina, el más cercano colaborador del hoy Rey, la persona que, durante casi diez años, fue su sombra del hoy Felipe VI, etapa recogida en el libro “Felipe VI. Así se formó el príncipe heredero” (La Esfera de los Libros. 2004).

Una biografía tan sincera y nada cortesana que desagradó al real protagonista hasta el extremo de que la mirada, no precisamente cariñosa, que Felipe le dirigió al pasar junto a él cuando abandonaba la catedral de La Almudena, donde acababa de casarse, una mirada tan heladora y desagradable que José Antonio la recordó hasta su muerte, el 5 de agosto de 2018. A pesar de que en la contraportada del libro se lee la siguiente dedicatoria manuscrita firmada por don Juan Carlos: “A José Antonio Alcina con mi reconocimiento y el de la Reina y nuestro afecto por el cariño y la lealtad con la que has actuado en toda la preparación del Príncipe. Nunca te lo podremos agradecer bastante. Con un abrazo”.

A pesar de lo que se dice ahora de que está “muy preparado”, en aquella época, el test Wechsler dio 27 puntos sobre 100, marcaba una inteligencia nada extraordinaria, digamos que solo normalita.

A Felipe ni entonces por lo que estamos viendo ni hoy, le gustaba la competencia directa y tenía mucho sentido del ridículo, que todavía sigue teniendo. Según Isabel B. Arnaiz, profesora de educación física del colegio de “Los Rosales”: “Cuando Felipe se encontraba ante una dificultad, si no tenía la absoluta seguridad de superarla, prefería eludirla.

Posiblemente, esto es lo que actualmente le sucede con Pedro Sánchez. Pero con una diferencia. Ante la absoluta seguridad de no superar su difícil relación, no es que prefiera eludirla, sino que se entrega sin discutir. Como se ha visto con el vergonzoso tema de la vergonzosa, por no decir desvergonzada, carta enviada a su padre, borrador salido de Moncloa para que Felipe la escribiera, y después se la enviara a su padre para que éste la firmara

Cierto es que podía haberse negado a esta turbia y humillante maniobra pero dentro de su manera de ser y sabiendo con toda la seguridad que no iba a conseguir nada ¿para qué discutir? ¡Está tan en manos de Sánchez!

Otro triste ejemplo en la actual situación de la total entrega de Felipe al Presidente del Gobierno ha sido el viaje oficial a Chile para asistir a la toma de posesión del nuevo Presidente de Chile, el comunista Gabriel Boric.

Como el lector sabe muy bien, en los viajes oficiales al extranjero el Rey suele viajar siempre solo con el ministro de Asuntos Exteriores, en este caso le correspondía a José Manuel Albares. Pues ha sido más bien que no. Moncloa quiso que el séquito del Rey de España estuviera formado por dos ministras comunistas del Gobierno: Yolanda Diaz, vicepresidenta segunda, e Irene Montero, la impresentable ministra de Igualdad ¿igualdad con Su Majestad el Rey?

Que humillante la fotografía de Felipe VI descendiendo, con las dos ministras comunistas del avión en el aeropuerto de Santiago de Chile, en cuyo fuselaje se podía leer en grandes caracteres “Reino de España”, cuando ninguna de las dos creen en España. Cierto es que se trata de la única monarquía existente en el mundo, en un país con un gobierno… comunista.

¡¡¡Qué vergüenza y qué pena!!!

¿Cómo es posible, que solo algo más de 8 millones de votos, conseguidos por los peores personajes antiespañoles, tengan la capacidad de destruir a la nación española?

Curiosamente el Caudillo, dicen que era una dictadura, cuando el 90% de la ciudadanía eran plenos seguidores de su política de autócrata.

Por el contrario un Presidente seudo-democrático, con solo el 16% de seguidores, puede destruir a toda una Nación.

Pues españolitos, sin virilidad y con la dignidad perdida, es lo que tenemos.

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